Mi experiencia en Tinder

Mi experiencia en TinderMi experiencia en Tinder no la puedo calificar de otra manera que negativa. Son ya dos años y medio en esa red social para ligar pero no veo nada positivo. Ya comenté en su momento que la actitud de las usuarias no favorece para nada la posibilidad de conocer gente. Pero es que además la aplicación parece estar plagada de bots. Eso quiere decir que al final es difícil conocer gente que valga la pena. Ni siquiera hablo ya de una cita real, eso es casi utópico, al menos para mí. Y no creo ser yo una persona especialmente fea o desagradable. Tampoco soy Brad Pitt ni el alma gemela de la Madre Teresa de Calcuta. Pero sé lo que se cuece por este tipo de redes sociales y creo estar por encima de la media.

Tengo en mi perfil 9 fotos, que son las máximas que permite Tinder al menos para un usuario de no pago. Además, tengo mi descripción bien puesta en español y en inglés. Apenas tengo «likes» así que no sé bien si la gente me juzga por mis fotos o por mi descripción. Quizás sea por ambas cosas, aunque yo creo que es lo primero porque lo segundo ni se lee. Cuando consigo un «match», esa persona apenas escribe. Quizás una o dos veces al día, respuestas muy escuetas y sin ningún tipo de fondo. Al cabo de unos pocos días, esa persona deshace el «match» y si te he visto no me acuerdo.

Mi experiencia en Tinder es negativa

Yo estuve un año usando la versión de pago y mi experiencia en Tinder Gold no fue mejor. Tienes una serie de ventajas, es obvio, pero el comportamiento de la gente es el mismo. Ves quien le da «like» a tu perfil, también puedes cambiar de ciudad y país; pero en general las personas apenas dan señales de vida, y eso es sorprendente. Lo es por varios motivos, y es que muchos de esos usuarios también son Gold, es decir, han pagado por usar la aplicación. Si uno paga por un servicio, lo lógico es darle uso, ¿no?

Escribo este artículo como hombre, y sabiendo cómo funcionan internet y las redes sociales, el matiz es importante. En sitios como Instagram, muchas mujeres basan su éxito de seguidores en su físico. Hay muchos refranes populares que me dan la razón, no hace falta mencionarlos. Y esto se aplica también a Tinder. Navego por los perfiles de las usuarias y solo encuentro un enorme vacío. Perfiles sin fotos, perfiles sin descripción, perfiles con fotos falsas. También hay perfiles con fotos de espaldas, pies, piernas y otras partes del cuerpo. Y finalmente están los perfiles que piensan que la gente sufre un retraso mental y dicen que la aplicación no funciona bien para enviar mensajes. Eso es mentira, pero con esa excusa «derivan» todo a su cuenta de Instagram. De esa manera, ganan seguidores a cambio de nada.

Ojalá esta pandemia por el Covid-19 se lleve por delante a muchos instagramers y tengan que trabajar de verdad.

Un caso reciente que terminó en nada

Hace poco hice «match» con una chica de Venezuela residente en San Sebastián de los Reyes. Dos años menor que yo, físicamente normal y con una descripción breve pero hablando de ella. Creo que dijo tres cosas en tres días y luego desapareció. Ese tipo de actitud, de comportamiento, es el que me hace pensar que Tinder está lleno de bots. ¿Quién gana con el uso de esos robots? Está claro que la propia aplicación. ¿Por qué? La aplicación vive del dinero que pagan algunos de sus usuarios. Si un perfil no tiene visitas, ni «likes», esa persona se irá antes o después. Pero si tiene «likes» y gente interesada, es posible que sienta la tentación de pagar por su uso. Una vez consigue un «match», esa persona pensará que el dinero está bien invertido. Luego, muchos de esos «match» dejarán de escribir o se irán sin dejar ni rastro.

Añadamos a todo eso que la mayoría de (las pocas) mujeres que escriben algo en su descripción es para pedir amor, pareja, etc. Si uno no busca eso sino una sana amistad, pues la cosa está jodida.

Conclusiones sobre Tinder

Para empezar, aconsejo no pagar por usar la aplicación. Lo único verdaderamente positivo de Tinder Gold es la apertura de la función «Pasaporte». Es decir, poder cambiar de ubicación sin restricciones. De esa forma podemos conocer gente de cualquier ciudad o país. Por lo demás, no merece la pena para nada. Y conocer gente de otros países si no podemos viajar, es un poco absurdo. Por lo tanto, valoremos bien qué haremos en el futuro con esas nuevas «amistades».

No esperes encontrar nada del otro mundo. La diferencia entre Tinder y la vida real es cero, con la salvedad de la facilidad de ver caras (cuando las hay). La gente es igual de buena o de mala, igual de real o de falsa, igual de interesada o sincera. Por lo tanto, hombres del mundo, no os engañéis y no dejéis que os engañen. Tened en cuenta mi experiencia en Tinder.